miércoles, 11 de noviembre de 2009

La abuelita de Juan y una historia sobre gansos



Un día se encontraban un grupo de amigos que jugaban juntos al fútbol, pero no sabían trabajar en equipo: no se pasaban el balón y se peleaban por el turno del balón. Una tarde, que el equipo tenía entrenamiento, Juan fue con su abuela porque sus padres no podían acompañarle por estar trabajando; como el entrenador todavía no había llegado, el grupo hizo un partido. Pronto empezaron las riñas y las disputas entre los compañeros. La abuela de Juan, que estaba sentada mirándoles como discutían por el balón, llamó a Juan y le pidió que llamara a sus amigos, Juan fue corriendo hasta donde estaban sus amigos y les llamó. Cuando llegaron, la abuela les dijo: “sentaos todos alrededor de mí, que os voy a contar una historia”.
La abuela empezó la historia: “Era una vez, una manada de gansos que tenían que emigrar; estaban hablando de cuándo partirían y de quien sería su líder. Los gansos saben bien que tienen que volar en forma de V, porque así aumentan un 71% la distancia recorrida. Cuando estuvo todo preparado iniciaron su vuelo, como habían acordado: el líder iba delante y los demás le seguían. Pronto el líder se agotó, se puso a la cola y otro de sus compañeros gansos le sustituyó; sin riñas, ni discusiones siguieron su vuelo. En una ocasión, uno de los gansos quiso volar solo, pero rápidamente se cansó por la resistencia del aire, pronto volvió a su posición, para así aprovechar el impulso de los compañeros que tiene delante. Como el viaje de migración era tan largo, uno de los gansos enfermó en mitad del recorrido, enseguida dos de sus compañeros bajaron con él para acompañarle y protegerle, mientras se recuperaba; cuando el amigo ganso se recuperó, volvieron todos a su posición. Por último les diré que estos amigos gansos, mientras vuelan, graznan para animarse unos a otros.”
La abuela terminó y pidió a Juan y a sus compañeros que reflexionaran sobre la historia y si la entendieron que pongan en práctica ayudarse, protegerse, acompañarse, animarse y apoyarse unos a otros, cuando estén jugando un partido. En ese mismo instante llegó el entrenador, que venía algo retrasado.
El entrenador, durante el entrenamiento, notó un gran cambio de actitud en su equipo; el entrenamiento acabó y el entrenador dijo el lugar, la fecha y la hora del próximo partido y todos marcharon a casa. Los chicos llegaron contentos a sus casas y cada niño dijo a sus padres que la abuela de Juan les había contado una historia de trabajo en equipo y dijeron que en el próximo partido se iban a esforzar por ganar, pero que también se ayudarían unos a otros en el partido. Llegó el día del partido y la abuela de Juan fue a verles jugar, y ganaron; la abuela de Juan se sintió orgullosa de su nieto y sus compañeros, y cuando salieron del vestuario la abuela les felicito y les dijo: “Si os esforzáis y os ayudáis, podéis ganar muchos partidos”
Desde ese día, Juan y sus amigos no peleaban y no discutían y trabajaban en equipo; el equipo siguió ganando, y ganó muchas medallas, incluso trofeos para el equipo que mejor trabajaba. Cuando la abuela de Juan murió, Juan se acordó de aquel día que sentó a sus compañeros y les contó la historia de aquella manada de gansos que se ayudaban y se apoyaban los unos a los otros, en su rostro se dibujo una pequeña sonrisa al pensar lo sabia que había sido su abuela y lo mucho que le había ayudado con la historia de los gansos.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El grupo mas grande de Fogsville



Erase una vez, en una ciudad, hace muchos años vivía una banda de músicos que se llamaban: Alfredo, Paco, Luis y Ramón. Alfredo tocaba el violín, Paco y Luis tocaban la viola y Alfredo era el que dirigía la orquesta. Un día Paco, que era el menor del grupo, se fue a otro grupo musical y en ese grupo “Los Violinistas de Fogsville” había muchos músicos, habían chicos y chicas de todas las edades; niños de seis a once años y adultos desde veintidós años a cuarenta y dos años. Cuando Paco se apuntó a la orquesta, pensaba que sólo habrían diez personas, mas o menos, pero cuando entró se sorprendió mucho. También se sorprendió cuando vio que algunas chicas y algunos chicos tocaban el violín y otras la viola.

La primera semana de ensayo, Paco se quedó mirando a los músicos; la segunda semana, empezó a tocar la viola, el instrumento que conocía. Allí aprendió muchas cosas, todo lo que podía aprender. Francisco, el director de la orquesta, les dio una buenisima noticia: “el 16 abril haremos el primer concierto”. Los músicos, sobre todo Paco, estaban muy nerviosos, porque era su primer concierto.

Al fín llegó el día del concierto y al llegar al lugar ponía un letrero muy grande:

Jueves 16 de abril
“Concierto de Música Clásica”
“Los Músicos de Fogville”
“La Ciudad de la Música”

jueves, 30 de julio de 2009

El Amuleto de la Suerte


Lani es una niña normal como tu y como yo. Pero Lani tiene un amuleto de la suerte que tiene poderes mágicos. Es un corazón de color naranja , al que ella le llama “amu”. Un día Lani llevó el amuleto al colegio colgado de un cordón que le había regalado su amigo el año anterior para su cumple; sus amigos se sorprendieron al verlo y le preguntaron que dónde lo había comprado. Lani le respondió que su madre se lo había regalado por el día de su cumpleaños, y les explicó: “los amuletos, para que den suerte deben ser regalados, no comprados, pero no sé dónde me lo compró, creo que fue en China”. Sus amigos no le creyeron, porque pensaban que era una trola para que sus padres no le compraran uno igual; entonces una vocecita de una pequeña niña le dijo: “no te creemos, todo es una mentira para que nuestros padres no nos compren uno igual”. Todos los niños respondieron: “es cierto, es cierto”; Lani les dijo que era cierto, que su madre se lo había comprado en una pequeña tienda en China.

Cuando Lani llegó a su cabeza estaba cabizbaja, y su madre le preguntó: “Lani, que te sucede?”, Lani le contó lo que le había pasado en el colegio, entonces, Caren, su madre le dijo: “No te preocupes, cariño, no pasa nada. Ya se arreglara” .

Al día siguiente, cuando Lani volvió al colegio, sus amigos le pidieron disculpas y le dijeron que le creían lo del amuleto. Lani se puso muy contenta, porque había recuperado a sus amigos.

lunes, 15 de junio de 2009

Mi Verano....


El 23 de agosto del 97, mi padre Steven y mi madre Elena, decidieron que nos íbamos a ir de viaje, a Suecia. Un día antes del viaje, mi padre me ayudó a hacer la malet para ir de viaje; mi madre me metió a Katy, mi osita y a Lissy mi hamster; mientras, mi hermano jugaba al baloncesto con Duggy, mi perro. Elizabeth, mi hermana pequeña estaba metiendo un montón de juguetes y fotos, y cuando entré en su habitación le pregunté: “Y para donde llevas tantas cosas?” y ella me respondió: “Para Suecia....”. Yo le expliqué que no nos íbamos a vivir, que sólo iríamos de vacaciones, pero ella quería llevar todos sus juguetes; finalmente logré convencerla de que llevara a Quiquí, su mariquita.
Llegó el día mas esperado del verano, nos íbamos por fin a Suecia. En el bolso donde llevaba a Lissi, me metí la cámara de fotos. Cuando llegamos a Suecia vimos dos chicas, que nos recibieron con mucha amabilidad. Mi hermano se enamoró de una de ellas, pero el amor no duró bastante, porque a las dos semanas de estar en Suecia nos tuvimos que volver a España. Bueno, lo conté como sucedió, o como me acuerdo que sucedió.
Colorin, colorado mi historia a terminado.