Un día se encontraban un grupo de amigos que jugaban juntos al fútbol, pero no sabían trabajar en equipo: no se pasaban el balón y se peleaban por el turno del balón. Una tarde, que el equipo tenía entrenamiento, Juan fue con su abuela porque sus padres no podían acompañarle por estar trabajando; como el entrenador todavía no había llegado, el grupo hizo un partido. Pronto empezaron las riñas y las disputas entre los compañeros. La abuela de Juan, que estaba sentada mirándoles como discutían por el balón, llamó a Juan y le pidió que llamara a sus amigos, Juan fue corriendo hasta donde estaban sus amigos y les llamó. Cuando llegaron, la abuela les dijo: “sentaos todos alrededor de mí, que os voy a contar una historia”.
La abuela empezó la historia: “Era una vez, una manada de gansos que tenían que emigrar; estaban hablando de cuándo partirían y de quien sería su líder. Los gansos saben bien que tienen que volar en forma de V, porque así aumentan un 71% la distancia recorrida. Cuando estuvo todo preparado iniciaron su vuelo, como habían acordado: el líder iba delante y los demás le seguían. Pronto el líder se agotó, se puso a la cola y otro de sus compañeros gansos le sustituyó; sin riñas, ni discusiones siguieron su vuelo. En una ocasión, uno de los gansos quiso volar solo, pero rápidamente se cansó por la resistencia del aire, pronto volvió a su posición, para así aprovechar el impulso de los compañeros que tiene delante. Como el viaje de migración era tan largo, uno de los gansos enfermó en mitad del recorrido, enseguida dos de sus compañeros bajaron con él para acompañarle y protegerle, mientras se recuperaba; cuando el amigo ganso se recuperó, volvieron todos a su posición. Por último les diré que estos amigos gansos, mientras vuelan, graznan para animarse unos a otros.”
La abuela terminó y pidió a Juan y a sus compañeros que reflexionaran sobre la historia y si la entendieron que pongan en práctica ayudarse, protegerse, acompañarse, animarse y apoyarse unos a otros, cuando estén jugando un partido. En ese mismo instante llegó el entrenador, que venía algo retrasado.
El entrenador, durante el entrenamiento, notó un gran cambio de actitud en su equipo; el entrenamiento acabó y el entrenador dijo el lugar, la fecha y la hora del próximo partido y todos marcharon a casa. Los chicos llegaron contentos a sus casas y cada niño dijo a sus padres que la abuela de Juan les había contado una historia de trabajo en equipo y dijeron que en el próximo partido se iban a esforzar por ganar, pero que también se ayudarían unos a otros en el partido. Llegó el día del partido y la abuela de Juan fue a verles jugar, y ganaron; la abuela de Juan se sintió orgullosa de su nieto y sus compañeros, y cuando salieron del vestuario la abuela les felicito y les dijo: “Si os esforzáis y os ayudáis, podéis ganar muchos partidos”
Desde ese día, Juan y sus amigos no peleaban y no discutían y trabajaban en equipo; el equipo siguió ganando, y ganó muchas medallas, incluso trofeos para el equipo que mejor trabajaba. Cuando la abuela de Juan murió, Juan se acordó de aquel día que sentó a sus compañeros y les contó la historia de aquella manada de gansos que se ayudaban y se apoyaban los unos a los otros, en su rostro se dibujo una pequeña sonrisa al pensar lo sabia que había sido su abuela y lo mucho que le había ayudado con la historia de los gansos.
La abuela empezó la historia: “Era una vez, una manada de gansos que tenían que emigrar; estaban hablando de cuándo partirían y de quien sería su líder. Los gansos saben bien que tienen que volar en forma de V, porque así aumentan un 71% la distancia recorrida. Cuando estuvo todo preparado iniciaron su vuelo, como habían acordado: el líder iba delante y los demás le seguían. Pronto el líder se agotó, se puso a la cola y otro de sus compañeros gansos le sustituyó; sin riñas, ni discusiones siguieron su vuelo. En una ocasión, uno de los gansos quiso volar solo, pero rápidamente se cansó por la resistencia del aire, pronto volvió a su posición, para así aprovechar el impulso de los compañeros que tiene delante. Como el viaje de migración era tan largo, uno de los gansos enfermó en mitad del recorrido, enseguida dos de sus compañeros bajaron con él para acompañarle y protegerle, mientras se recuperaba; cuando el amigo ganso se recuperó, volvieron todos a su posición. Por último les diré que estos amigos gansos, mientras vuelan, graznan para animarse unos a otros.”
La abuela terminó y pidió a Juan y a sus compañeros que reflexionaran sobre la historia y si la entendieron que pongan en práctica ayudarse, protegerse, acompañarse, animarse y apoyarse unos a otros, cuando estén jugando un partido. En ese mismo instante llegó el entrenador, que venía algo retrasado.
El entrenador, durante el entrenamiento, notó un gran cambio de actitud en su equipo; el entrenamiento acabó y el entrenador dijo el lugar, la fecha y la hora del próximo partido y todos marcharon a casa. Los chicos llegaron contentos a sus casas y cada niño dijo a sus padres que la abuela de Juan les había contado una historia de trabajo en equipo y dijeron que en el próximo partido se iban a esforzar por ganar, pero que también se ayudarían unos a otros en el partido. Llegó el día del partido y la abuela de Juan fue a verles jugar, y ganaron; la abuela de Juan se sintió orgullosa de su nieto y sus compañeros, y cuando salieron del vestuario la abuela les felicito y les dijo: “Si os esforzáis y os ayudáis, podéis ganar muchos partidos”
Desde ese día, Juan y sus amigos no peleaban y no discutían y trabajaban en equipo; el equipo siguió ganando, y ganó muchas medallas, incluso trofeos para el equipo que mejor trabajaba. Cuando la abuela de Juan murió, Juan se acordó de aquel día que sentó a sus compañeros y les contó la historia de aquella manada de gansos que se ayudaban y se apoyaban los unos a los otros, en su rostro se dibujo una pequeña sonrisa al pensar lo sabia que había sido su abuela y lo mucho que le había ayudado con la historia de los gansos.